Armas a manta... pero no hay dinero para la protección del medio ambiente ni para el desarrollo

lunes, 19 de enero de 2015

Japón se arma hasta los dientes... porque China se arma... y todos se arman... 

 

Poco después de cinco años del mortífero terremoto de Haití sigue sin recibirse el 68% de la ayuda prometida... Forges, que tanto se ha esforzado en recordarnos la apremiante necesidad de apoyo, ha publicado esta viñeta el 12 de enero de 2015 en El País.



Dos días después, en relación a Gaza, se indica que "la Comunidad internacional sólo ha enviado el 3% (¡) de la ayuda prometida".

Y la urgencia de atender al medio ambiente también se soslaya. Es una actitud peligrosísima e intolerable porque pueden alcanzarse puntos de no retorno. "Avance insuficiente", se indicaba después de la Cumbre de Lima del pasado mes de diciembre. "El control del calentamiento exige renunciar a 1/3 del petróleo" se acaba de publicar el día 8 de este mes... 

¿Y quién toma las decisiones? ¿Los grupos plutocráticos? ¿Los representantes de un sistema que origina las mayores desigualdades sociales de los tiempos modernos? Es apremiante, no me cansaré de repetirlo, la refundación de un multilateralismo democrático, que disponga de los medios personales, financieros y técnicos adecuados. 

La situación actual es inadmisible: deberíamos hacerlo constar todos los días en las redes sociales, hasta que se solucione, esta vergüenza colectiva que supone la muerte por hambre, cada día, de más de 30.000 personas al tiempo que se invierten en armas y gastos militares 3 mil millones de dólares. 

Levantemos la voz. Es tiempo de alzarse.

¡No!, ¡por favor! ¡Otro Bush sería demasiado!

miércoles, 14 de enero de 2015


Los ex Presidentes G. Bush padre y G. Bush hijo han dejado no sólo huellas imperecederas de incompetencia y estulticia sino, en algunos casos, como la mortífera guerra de Irak, basada en la simulación y la mentira, de una obcecación gravemente patológica. 

La hegemonía de los Estados Unidos, con su Partido Republicano al frente, lo justifica todo. Ellos han sido los grandes artífices del neoliberalismo más antisocial y excluyente. A Bush padre se le debe, entre otras lindezas, que los Estados Unidos no suscribieran en 1989 el Convenio de Derechos Humanos de la Infancia. Es el único país del mundo que sigue sin aprobar y aplicar estas pautas esenciales para los cambios radicales que el mundo requiere con apremio. Y luego, paladín de las más rancias políticas del poder absoluto, favoreció a los grupos plutocráticos que han distanciado progresivamente a “Nosotros, los pueblos” de su papel crucial en el multilateralismo democrático, al tiempo que situó a la Organización Mundial del Comercio, desde el principio, fuera del ámbito de las Naciones Unidas. 

De Bush hijo, la invasión de Irak, las torturas de Abu Gadib, Guantánamo… le reflejan suficientemente. Su fotografía en las Islas Azores con Tony Blair y José María Aznar quedará siempre como símbolo de uno de los grandes agravios a la humanidad en su conjunto, una auténtica ignominia. Y luego la debacle ética, ideológica, financiera, de la “crisis” del 2007… Son sólo algunos “botones de muestra”. 

¿Y ahora Jeb, el hermano de George Jr., eximio Gobernador de Florida donde, por un puñado de votos dio la victoria a su hermano sobre Al Gore? No, por favor. Sería demasiado. Por cierto, sobre la amenaza que representa el Partido Republicano de los Estados Unidos, especialmente mirando las próximas elecciones, les aconsejo que lean el artículo publicado por Paul Krugman en “El País” el 11 de enero de 2015 (http://economia.elpais.com/economia/2015/01/09/actualidad/1420816051_554861.html ).

Fanatismo, tolerancia cero

viernes, 9 de enero de 2015

Sea religioso, ideológico, deportivo... fanatismo, no. Es la negación de las distintivas calidades humanas. Debe erradicarse. Cualquier brote es peligroso. 

Islamofobia, xenofobia de cualquier tipo, exaltación de cualquier índole, no. Hasta hace poco, la gente no podía expresarse libremente. Ahora sí. El tiempo de los espectadores impasibles, del silencio y de la sumisión ha concluido. 

Europa, muy especialmente, debe ser referente en el pleno ejercicio de los derechos humanos. La Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, del año 2000, es mucho más importante, muchísimo más, que la prima de riesgo. La crisis no es sólo económica. Es sobre todo ética. Es la debacle de un sistema guiado por la codicia y el cortoplacismo. Un sistema que ha sustituido los valores morales por los bursátiles y las Naciones Unidas por grupos plutocráticos. Un sistema que ha sido capaz de invadir a otro país, con miles de muertos, mutilados y desplazados, con argumentaciones falsas, para justificar sus ambiciones geoeconómicas. 

Fanatismo de nadie, por nada, a escala personal o colectiva. Tolerancia cero. 

Todos los seres humanos disfrutando de todas las libertades, todos lo derechos, sin cortapisas. La emoción no puede sustituir a la razón, no puede anular las características que posee de forma exclusiva la especie humana. 

En los últimos años, junto a acciones terroristas propiciadas por el fanatismo tanto inter como intrarreligioso se han producido, en países que deberían ser ejemplo de solidaridad y buen sentido, reacciones xenofóbicas extraordinariamente peligrosas. La historia nos demuestra que no deben tolerarse y que corresponde a instituciones internacionales revestidas de gran autoridad moral no consentirlo. Si en 1933, cuando Hitler escribió en "Mein Kamf" que "la raza aria es incompatible con la raza judía", se hubiera reaccionado con contundencia por parte de la Sociedad de Naciones... ni el holocausto ni, muy probablemente, la II Guerra Mundial hubieran tenido lugar. Pero la Sociedad de Naciones no pudo hacer nada porque el Partido Republicano de los EE.UU. no había permitido que su país fuera parte de la institución que su propio Presidente había creado, y carecía, por tanto, de la fuerza moral, estratégica y "física" necesaria para intervenir. 

Todos los seres humanos son, sin excepción, iguales en dignidad y corresponde, ante una calidad de naturaleza global y una amenaza igualmente global, dotar al multilateralismo democrático de los recursos de toda índole que se precisan para esta "tolerancia cero". Es apremiante refundar un sistema de Naciones Unidas que permita a la humanidad esclarecer horizontes hoy tan sombríos, porque está claro que la fuerza de la razón no prevalecerá sobre la razón de la fuerza hasta que no seamos "Nosotros, los pueblos", quienes tengamos en nuestras manos las riendas del destino común. 

Ya podemos expresarnos. Seamos millones los que unamos nuestras voces en el ciberespacio para rechazar de plano cualquier manifestación de fanatismo. Tolerancia cero.

La libertad, el gran don, inamovible

jueves, 1 de enero de 2015

La libertad es el don supremo de la especie humana. Al filo exacto de las certezas y de las incertidumbres, de las luces y de las sombras, decidir, elegir, imaginar… ¡crear!

Defendamos siempre nuestra libertad. No nos dejemos someter. Subrepticiamente, se está pasando del sueño de la liberación al de la prosperidad.

Las parcelas de autonomía personal van reduciéndose: en términos económicos (tarjetas de crédito, nóminas depositadas…); en el ámbito  de la comunicación y la localización, por la telefonía móvil; modificaciones relevantes en la transparencia y la protección de la vida privada, debido a que los actuales mecanismos de confidencialidad están siendo manifiestamente superados por los big data; … hasta la libertad de pensamiento se halla progresivamente modulada por el inmenso poder mediático y de información que origina sin cesar estereotipos y promueve iconos que poco a poco se van adoptando…

El colmo de esta intromisión en cada ser humano único es la que se refiere a la trascendencia, “servida” por múltiples sectas que se aventuran, a través de intolerables ardides y fabulaciones, a prefigurar lo que acontece en el más allá.

No hay nada más antihumano que el fanatismo, que la trágica ofuscación que producen los dogmas, antítesis de la libertad, como lastre de las alas para el vuelo sin límites en el espacio infinito del espíritu. Incardinado en estructuras temporales y putrescibles, cada ser humano es capaz de crear, de decidir por sí mismo, de ser plenamente humano.

Hay que mantener a toda costa la diversidad frente a la uniformización, la unicidad capaz de  anticiparse e inventar propia de cada ser humano.

¡Volvamos al sueño de la liberación sin cortapisas!