Autenticidad e imparcialidad

lunes, 31 de enero de 2011

El papel del ciberespacio, de las redes sociales y de la telefonía celular en la movilización popular no ha hecho más que empezar.

Es cierto que al igual que permite a todos los ciudadanos expresarse libremente y relacionarse, también el poder puede utilizar la nueva tecnología de la comunicación para controlar, amenazar, disuadir.

El “eco” de las páginas de interlocución e interacción social se agranda cuando los medios audiovisuales o escritos las utilizan como fuente de noticias.

La rebelión pacífica, no presencial, puede ser clave para la “fermentación” de una bien organizada, potente y no violenta acción popular.

En Túnez, mientras las potencias occidentales miraban a otro lado, como de costumbre, ha tenido lugar un movimiento de hondo calado popular, que no podía resistir por más tiempo –precisamente por la mejora de los niveles educativos- la corrupción que empañó al régimen, especialmente por la saga de la actual mujer del Presidente.

La protesta triunfa porque hay causa, porque –en palabras del Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos- los ciudadanos se ven “compelidos a la rebelión”. Si no hay circunstancias que motivan e impulsan a la reacción, sin esperar un “tsunami” que siempre conlleva sufrimiento y efectos negativos, intentar una respuesta de la sociedad a destiempo puede ser contraproducente y los gobiernos “diana” pueden capitalizar el fracaso a su favor y tomar medidas de regulación, logísticas y de propaganda que pueden dificultar después la capacidad de concienciación y compromiso propios de la libre expresión.

Hay que “indignarse” a tiempo y estar muy atentos para garantizar la eficacia de los medios de comunicación que, en muy pocos años, derrocarán sistemas autoritarios y consolidarán la democracia genuina.

También –insisto en ello*- es imprescindible conocer la veracidad de las informaciones que facilitan Wikileaks y otras fuentes de información. Hay que saber la verdad y toda la verdad, porque resulta sospechoso, por ejemplo, que ninguna filtración se haya referido a Israel y, cuando excepcionalmente lo ha hecho, ha sido para descalificar a los palestinos, ridiculizando sus “ofertas” en el proceso de paz, lo que puede ahondar las diferencias internas…

El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, había anunciado que en septiembre de este año, al cumplirse las dos décadas del inicio del proceso de paz con unos interlocutores israelíes que, con la excepción de Yitzhak Rabin, han impedido siempre llegar a buen puerto, declararía –con la anuencia del Presidente Obama- el Estado Palestino. Con las filtraciones ha visto debilitada su posición, aunque la credibilidad de las mismas no ha sido contrastada. Es el periódico “The Guardian” el que ha “seleccionado” estas noticias, "autentificadas" según el rotativo.

Y nos asalta una pregunta: ¿las referencias aludidas no están en Wikileaks o no forman parte de la selección efectuada por los medios de comunicación que las han publicado?

El rigor es exigible. Porque, de otro modo, lo que puede ser un componente esencial del “nuevo comienzo” que anhelamos, podría ser “rentabilizado” por los grandes poderes.

Rigor, verificación: también me ha impresionado la parcialidad de lo que se ha publicado recientemente en la prensa sobre el Informe del Human Rights Watch, particularmente sobre Guantánamo. Se critica duramente a la Unión Europea por su “docilidad” con las dictaduras del mundo (se refieren principalmente a Ben Alí, el depuesto Presiente tunecino). A China se la trata con “cobardía casi universal”… Me gustaría leer que también se condena la mortífera invasión de Gaza en la Operación “Plomo Fundido” de la que, según Wikileaks, el gobierno de Tel Aviv habría informado previamente al líder palestino!

Lo dicho: una vez más, ni son todos lo que están ni están todos los que son. Rigor!

*Ver el blog “Wikileaks, bravo!” del 07.12.2010

Delito de silencio

martes, 25 de enero de 2011

Ola a ola.

El mar lo sabe todo.

Pero olvida.

Mario Benedetti

En Salobreña, al atardecer, escribí en agosto de 1994 frente al mar:

Delito

de silencio.

Tenemos que convertirnos

en la voz

de la gente

silenciada.

En la voz

que denuncia,

que proclama

que el hombre

no está en venta,

que no forma parte

del mercado.

En la voz

que llegue fuerte y alto

a todos los rincones

de la tierra.

Que nadie

que sepa hablar

sigua callado.

Que todos los que puedan

se unan

a este grito.

Silencio de los silenciados, de los amordazados. Silencio de la ignorancia. Terrible silencio. Pero más terrible, hasta ser delito, el silencio culpable de los silenciosos. De los que pudiendo hablar, callan. De los que sabiendo y debiendo hablar, no lo hacen.

Demos la voz. A nuestra propia conciencia, en primer término. Pero, inmediatamente, tenemos el deber de ser la voz de los sin voz. Les debemos la voz: "La voz a ti debida", como en la égloga de Garcilaso, como en el libro de Salinas. La voz debida, sobre todo, a los que llegan a un paso de nosotros, a las generaciones venideras.

Sin cesar. Sin cejar. Sin distraernos ni cansarnos. Sin dejarnos conducir por la (s) pantalla (s), espectadores pasivos. Es un deber hablar. No hacerlo es, puede ser, grave insolidaridad, transgresión moral, delito. "Cuando el hombre cansado / ... para, / traiciona al mundo, porque ceja / en el deber supremo, que es seguir" /.

Volver a intentarlo. Volver sin detenerse, sin pausa, porque -sigue escribiendo Salinas- "Nos llenará la vida / ese puro volar sin hora quieta"...

Voz vigía. Voz que alerte y corrija. Voz que oriente. "La voz debe anteceder al hecho, / prevenirlo. / Después, no sirve para nada. / Es sólo aire estremecido" (verso sobre Camboya, 8 de abril de 1979).

La anticipación, la gran victoria. El siglo XXI ha de ser el siglo del pueblo, de la palabra, de la gente. No más la fuerza, la imposición de los pocos sobre los muchos. No más la espada ni la mano alzada. Manos tendidas, manos unidas. Y la voz. A contraviento. Valientemente. Como Quevedo: "No he de callar por más que con el dedo... / silencio avise o amenace miedo".

La voz debida, compartida. Voz que libera a medida que se pronuncia. Voz que puede ser asidero, cura. En 1995, escribí en París: ... "La voz / a veces / no fue voz / por miedo. / La voz / que pudo ser remedio / y no fue nada".

José Ángel Valente, en su poema "Sobre el tiempo presente", nos advierte:

"Escribo desde un naufragio.

Escribo sobre el tiempo presente.

Escribo... sobre lo que hemos destruido

sobre todo en nosotros.

Escribo desde la noche,

desde la infinita progresión de la sombra,

... desde el clamor del hombre y del trasmundo,

desde el genocidio,

desde los niños infinitamente muertos...

pero escribo también desde la vida...

desde su grito poderoso".

Como Garcilaso "que tanto callar ya no podía", alcemos nuestra voz. Voz debida, voz de vida. Delito de silencio. "... Y que se oiga la voz de todos, / solemnemente y clara". Es el mensaje de Miquel Martí i Pol. ¡De todos!. Clamor popular, para que un día no vuelvan hacia atrás su mirada nuestros descendientes y piensen: "Podían y no se atrevieron. Esperábamos su voz, y no llegó".

El mar puede guardar silencio.

Nosotros, no.

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*En el libro "Latidos del tiempo", de Ricardo Calero y Gervasio Sánchez. Publicado por los Ayuntamientos de Sevilla y Zaragoza en 2004.

De países "en vías de subdesarrollo" a "países emergentes"

jueves, 20 de enero de 2011

"Países en vías de subdesarrollo" decía hace años al comentar las prácticas de "ayuda" a los países que requerían asistencia para su progreso educativo, agrícola, industrial... Poco a poco, la cooperación internacional se tornó explotación (y sigue, en muy buena medida), y las ayudas en préstamos que el Banco Mundial concedía en condiciones draconianas y con claras implicaciones políticas: privatización, disminución de los efectivos administrativos e infraestructuras (cuya realización corría a cargo de los países "donantes"). El resultado de los "ajustes estructurales", ahormados por los países prósperos era el empobrecimiento, el subdesarrollo o, peor todavía, lo que el Padre Carlos Muñiz llamaba los "sub-países desarrollados", es decir, aquellos cuyo desarrollo conducía a su sumisión en lugar de a su autonomía.

Países "independientes" que se convertían en dependiente económicamente, tecnológicamente, militarmente (como sucedió con la "Operación Cóndor" en América Latina)... El Norte no concedía tregua al Sur. Incorporó a regañadientes a Rusia en el G-7 para convertirse en el G-8, en detrimento de las Naciones Unidas... y deslocalizó una parte relevante de la producción en China hasta convertirla en "la fábrica del mundo".

La codicia nunca da buenos resultados tan siquiera en el medio plazo. Hoy los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) constituyen los "países emergentes" más avanzados, que crecen económicamente sin cesar y, lo que es más importante, establecen una nueva red de poder a escala mundial.


Por su producción, por sus recursos naturales que progresivamente dejarán de estar en manos de los "imperios" a través de consorcios multinacionales, estos países jugarán en muy poco tiempo -sobre todo si la "dolar-zona" y la "euro-zona" se empeñan en enfrentarse- un papel de extraordinaria repercusión planetaria.

Ojalá lo hagan en el seno de unas Naciones Unidas reforzadas para, contrariamente a la plutocracia de los "globalizadores", ir sentando las bases de una "democracia de federaciones" en la que todos los países tengan cabida.

Evolución / Revolución

martes, 18 de enero de 2011

He comentado muchas veces -hay "ritornelos" en los que debe insistirse- que en 1968, cuando era Rector de la Universidad de Granada, escribí en la pizarra, en una de las clases de Bioquímica que procuraba dar de vez en cuando, una palabra que produjo perplejidad y un prolongado murmullo entre los estudiantes: "REVOLUCIÓN". Luego, despacio, borré la "R" y les dije: "EVOLUCIÓN" es la solución, es la que la naturaleza viene practicando sabiamente desde el origen de los tiempos. Pero no olvidemos que, cuando por inercia vivimos aferrados al pasado, la "revolución" es inevitable. Y con la tiza añadí de nuevo la "R".

Cuando por miedo o por no querer modificar ni un ápice las situaciones privilegiadas de las que gozamos, hacemos imposible la evolución, entonces la revolución empieza a gestarse y, en un momento dado, desencadena procesos irreversibles y, normalmente, violentos. El precio, aunque triunfe, siempre es alto en muertos, en heridos físicos y espirituales, en amaneceres amargos y turbios.

Por eso, les dije antes de empezar a hablar del metabolismo hepático, "imiten a la naturaleza en su conducta: conserven lo que crean que hay que conservar y cambien lo que piensen que hay que cambiar. El por-venir está por-hacer (no me he cansado de repetirlo), y el futuro debe inventarse en gran medida. Sean libres y responsables. La diferencia entre REVOLUCIÓN Y EVOLUCIÓN es la "R" de responsabilidad".

Sí: "No hay futuro -se menciona en la película "Saraband"- para un presente en el que sólo se habla del pasado". No lo olvidemos, hoy especialmente. No nos fiemos de los que quieren permanentemente asustarnos para procurar que todo siga igual.

Que todo siga igual, porque temen, precisamente, la libertad, la responsabilidad ejercida en un marco de valores que no son los que ellos han impuesto, "pro domo suo", desde hace ya demasiado tiempo.

Por ello, no desean las autonomías, que tanto beneficio han dado -como sucede en general en los estados federales- a nuestro país. Por ello desean volver a un poder central indiscutible en lugar de democrático, es decir, plenamente discutible.

Por ello sucede lo que ha sucedido en Túnez.

Por ello sucederá de nuevo lo contrario de los que se aupan desde la corrupción y la mentira gracias a andamiajes mediáticos y de imagen, con la vista puesta en inmediatos intereses económicos o réditos electorales.

La evolución es la solución. Es una revolución sin héroes, porque los que son capaces de cambiar las situaciones merecen después vivirlas.

Los sistemas en que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres pueden mantenerse por el miedo y la publicidad engañosa. Se extiende su duración temporal... pero, de pronto, ineluctablemente, se desmoronan.

Seamos responsables. Evolucionemos a tiempo. No nos dejemos entretener más por un inmenso aparato mediático que nos obnubila.

Ejerzamos las "R" de responsabilidad...

HAITÍ, como deber cotidiano

jueves, 13 de enero de 2011

Ayer hizo un año de la tragedia. Quiero reiterar mi recuerdo, como apremiante exigencia de acción, a todas las víctimas, a todos los que con su muerte (más de 200.000 personas) deberían orientar nuestra vida.

A todos los que siguen sufriendo abandono, desamor, humillación –mutilados ellos en la carne, nosotros en el espíritu- mi mirada solícita, mis manos abiertas, mi corazón compungido. Les pido perdón por no haber trabajado como se merecían, por no haber gritado su grito; por no haber proclamado con la intensidad y asiduidad que su padecimiento merecía, la injusticia inmensa de la que están siendo objeto.

A todos los que nos están dando ejemplo de dedicación hasta la extenuación, que durante 365 días nos han dado la suprema lección de amor fraterno, de desprendimiento y generosidad, gracias de todo corazón. Son ellos –personal sanitario, cooperantes, ciudadanos del mundo que siguen cotidianamente asistiendo a quienes requieren angustiados compasión y alivio- a los que hoy enviamos miles de personas de todo el mundo, un fuerte abrazo, un gran aplauso…

Mi reconocimiento a los países que –como España- han actuado desde el primer momento, a pesar de la severa crisis económica. Pero deberíamos hacer más, mucho más, especialmente quienes vivimos con una envidiable seguridad social, con acceso gratuito o casi gratuito a los distintos grados educativos, sin problemas alimenticios ni higiénicos, con excesivo entretenimiento que nos impide pensar en los demás, comparar, actuar…

Se cumple un año de la terrible catástrofe de Haití. Más de 100 mil edificios destruidos, más de 1 millón de desplazados que, en su gran mayoría, siguen malviviendo en condiciones inhumanas en albergues y en campamentos provisionales, en chabolas, en tiendas de campaña. Se calculan 3.500 muertos a consecuencia del cólera, epidemia que padecieron y padecen todavía alrededor de 150.000 enfermos. Sólo se han retirado, después de un año, el 5% de los escombros y la reconstrucción no llega al 15%...

La Comunidad Internacional decidió el 30 de marzo de 2011 aportar 5.300 millones de dólares (un poco más de lo que se gasta en un sólo día en gastos militares y armas). Sólo se ha recibido alrededor del 40% de esta cantidad.

¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza que sigamos invirtiendo en armarnos hasta los dientes… sin acudir rápidamente, eficazmente, a remediar estas situaciones horrendas! ¡Qué vergüenza que siga aumentando el precio del petróleo, que sigan los paraísos fiscales imperturbables, que siga el tráfico de drogas, la especulación…! Es lamentable e inadmisible que los países más ricos sigan intentando dirigir el mundo (ahora por el G-20) marginando a las Naciones Unidas que son la única institución que, debidamente reforzada, podría hacer cumplir las promesas, podría aliviar a tantos desesperanzados, podría mitigar tantos sufrimientos como los que durante este año han padecido los haitianos.

Todos acosados por los especuladores, por un mercado que ha devuelto o consolidado el poder de los pocos de siempre y lo ha restado a quienes pretendían justicia social y equidad. Demasiados silenciosos, distraídos delante de las pantallas de televisión, del ordenador, del teléfono móvil, del juego electrónico… sin tiempo para reflexionar y para actuar libremente en virtud de la propia cavilación.

Hoy, al cumplirse un año después del terremoto de Haití, teniendo en cuenta también a Pakistán y a todos los que mueren cada día de hambre y de olvido, deberíamos ser muchos, millones, los que dejásemos de guardar silencio, los que levantásemos la voz en favor de Haití.

Un año después, vergüenza y duelo. Y voz alzada.

Deseo que se produzca un seísmo ciberespacial que exija justicia social a los más poderosos de la Tierra. Deseo que sean millones los que hagan “click en favor de la igual dignidad humana. Si pensamos por un instante todo lo que tenemos tantos y tantos y lo que poseen nuestros hijos y nietos, sentiremos la punzada del apremio de lo mucho de que carecen tantos y tantos y tantos seres humanos como nosotros en el mundo entero.

Y diríamos convencidos que el tiempo de la pasividad ha concluido.

PIGS... y ( I )...

martes, 11 de enero de 2011

Los PIGS ("cerdos"!)

Portugal

Irlanda

Grecia

Spain...


deben caer uno tras otro sea como sea: son el flanco periférico de la eurozona... y la "dolar zona" ataca por orden de debilidad: primero, Grecia.

Gran movilización europea y, a pesar de las imprevisibles vacilaciones de Alemania, tan favorecida en la época de bonanza por los "grandes negocios" griegos, se logró rechazar, al menos provisionalmente, el ataque de "los inversores". Se puso de manifiesto -sin que los buenos economistas y financieros armaran el revuelo merecido- la vinculación de las noticias sobre el colapso europeo a grandes grupos mediáticos y financieros de los EE.UU.

Luego le tocó el turno a Irlanda que hasta hace pocos meses -¡revisemos las hemerotecas!- se ponía como "ejemplo" de desarrollo neoliberal por los mismos economistas, escuelas de administración de empresas y agencias de calificación, instituciones bancarias internacionales... y partidos y líderes políticos ensimismados con la globalización. Ahora todos miran hacia otro lado -especialidad en la que se están ejercitando últimamente, con gran descaro, muchos políticos- y, de nuevo, ha sido necesario un gran tumulto para rescatar al trasquilado país ex-ejemplar.

Pronto podría llegarle el turno -si la Unión Europea no es capaz de poner de una vez los puntos sobre las "íes"- a Portugal y, por extensión, a España. El triunfo de los ultra-republicanos en Norteamérica no favorece, desde luego, la capacidad de reacción. Portugal con Grecia y España, constituyen el reducto (¡exactamente la figura opuesta a la de hace unos años!) de gobiernos socialdemócratas. Los famosos "nórdicos" y los grandes países centroeuropeos están todos en manos de una derecha que, con frecuencia, se inclina hacia extremos preocupantes.

El acoso no cesa, activado ahora más todavía por el largo brazo del "Tea Party". Si Portugal es el tercero en danza... el "contagio", según la acepción patológica utilizada por los comentaristas, alcanzará a nuestro país, que no supo -hay que reconocer que en aguas apacibles es muy difícil evocar tormentas- desmontar a tiempo el inmenso andamiaje inmobiliario. Recuerdo en el año 2000 la desbordante satisfacción con que un miembro del Gobierno de entonces decía que España "construía más que todos los países de la Unión Europea juntos". Pues ahora, sufre más desempleo, lógicamente, que todos los países de la UE.

Sigo teniendo esperanza en el demócrata Obama. Y es que, por el bien de Europa -que ha permitido tantos excesos "globalizadores", que se ha apartado de las Naciones Unidas, que ha deslocalizado en el Este una parte considerable de su producción, que sigue tolerando la dependencia en defensa y la existencia de paraísos fiscales...- confío en que se produzca, impulsada por los ciudadanos que no pueden seguir siendo adormecidos observadores de lo que acontece, una valiente "(r)evolución democrática" de la Unión Europea, consciente del extraordinario papel que le corresponde desempeñar en estos momentos-.

De otro modo, los P

I

G

S

caerán uno tras otro... Pero no se detendría ahí. Luego vendría I..., y luego Bélgica... y...

Y, lo que es peor, la Unión se iría des-uniendo, las clases dominantes se impondrían en los distintos países para hacer frente "con energía" a una situación de la que son responsables en buena medida... y el sueño de la Europa unida, faro y torre de vigía, se iría desvaneciendo...

¡Qué disparate, Sr. Obispo!

viernes, 7 de enero de 2011

“El Obispo de Córdoba alerta de un plan para aumentar la población gay”, se titula la noticia (“El País”, 3 de enero de 2011). “La UNESCO tiene un plan para hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual”: esta sorprendente declaración pertenece -sigue la columna- al Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y fue pronunciada durante la homilía de la fiesta de la Sagrada Familia, el 26 de diciembre.

El Prelado afirmó en su sermón que el Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, del Vaticano, le había facilitado esta información hacía unos días en Zaragoza. En 20 años, a través de “varios programas” la UNESCO lograría este pérfido objetivo…

¡Y en lugar de corregir de inmediato estas sandeces –seguro en el caso del Obispo cordobés y posible en el caso del Cardenal- el Servicio para la Comunicación de los Obispos del sur de España las “cuelga” en su portal informático!

No sólo los cristianos sino todos los ciudadanos deberían elevar sus voces contra manifestaciones de esta naturaleza, que pueden ser extremadamente nocivas para gente de buena fé.

Personalmente, quiero presentar mi más enérgica protesta por el silencio –ya van muchos silencios en cuestiones que nunca deberían haberse silenciado- guardado por la jerarquía eclesiástica, a la Conferencia Episcopal Española y al Nuncio de Su Santidad en España para que expresen sin demora las disculpas que corresponden.

Es intolerable la forma en que la cúpula de la jerarquía católica española aborda temas que no sólo contradicen el buen sentido que debería observarse en una democracia aconfesional, sino que a muchos creyentes nos indigna.

Nos indignan también estas concentraciones multitudinarias y costosas en las que el Evangelio brilla por su ausencia. Y, abandonando el marco nacional que, por inercia de muchísimos años, tolera todavía actos y expresiones que se caracterizan por su arbitrariedad y partidismo en lugar de por su religiosidad, se invade ahora el ámbito internacional y se calumnia de manera inverosímil a la Organización intelectual del Sistema de las Naciones Unidas, la UNESCO, que tiene por misión, precisamente, construir la paz –objetivo tan cristiano y eucarístico- a través de la educación, la ciencia y la cultura, cuya Constitución gira alrededor de la igual dignidad humana y los “principios democráticos” que deben guiar a la humanidad para alcanzarla.

Al ofender gravemente y con esa increíble ligereza a esta Institución, se ofende también a los maestros que en el mundo de todos los colores y sensibilidades e identidades dan su vida a la formación de “personas libres y responsables”. “Libres y responsables”, según establece el artículo primero del Acta Constitutiva de la UNESCO. Ustedes, Señor Obispo, Señor Cardenal, con estos criterios y falsedades los formarían irresponsables, sometidos y azorados.

Libres, responsables e iguales en dignidad, sin discriminación alguna por razón de género, etnia, ideología, creencia, identidad cultural, sensibilidades... Esta es la educación que permitirá a cada ser humano único, capaz de crear, la capacidad de “dirigir con sentido la propia vida”, en definición inigualable de don Francisco Giner de los Ríos. Que no actúen al dictado de nadie, que no sean adoctrinados ni vivan en el temor ya que, como es notorio, el primer párrafo del Preámbulo de la Declaración Universal establece que el ejercicio de los Derechos Humanos “liberar a la Humanidad del miedo”.

¿Será por eso que algunos miembros de la jerarquía eclesiástica se oponen a la educación en “ciudadanía”? Rectifiquen. Sería muy bueno, no solo para corregir el dislate actual sino para favorecer que, en el futuro, se lo piensen dos veces antes de decir barbaridades, que ya van siendo muchas.

Las comunidades académica, científica, cultural, intelectual, en suma, no permanecerán impasibles y silenciosas durante mucho tiempo.

Rectifiquen.

Respeto a la propiedad intelectual, con las facilidades debidas a los usuarios

lunes, 3 de enero de 2011

Sin creadores no habría usuarios. Debe quedar muy claro que es un tema en el que el respeto mutuo es imprescindible. Es preciso abordar estas cuestiones esenciales serenamente, expresando libremente cada uno sus puntos de vista, de tal modo que puedan llevar a un acuerdo, con la adopción de unas pautas que permitan el fomento de la creatividad, para deleite de los que escuchan, leen o ven el resultado de esta facultad distintiva de la especie humana, pilar y asidero espiritual que ahuyenta cualquier fatalismo, cualquier sentimiento de lo inexorable. En la “interacción eficiente” radica, precisamente, el fomento de la desmesura creadora de todo ser humano único. Nunca son todos espectadores o creadores. Todos somos creadores y espectadores a la vez. Todos debemos ser capaces de inventar nuestro propio rumbo, nuestra vida cotidiana, sin aceptar jamás que los sucesos sean ineluctables.

La propia Constitución de la UNESCO, organización intelectual del Sistema de las Naciones Unidas que he tenido el honor de dirigir durante varios años, menciona la propiedad intelectual como un bien común que debe protegerse para poder así, a través de una educación que libera y no somete, “elevar los baluartes de la paz en la mente de los hombres”. Y la Declaración Universal de los Derechos Humanos insiste en garantizar el cuidado extremo que todos debemos prestar a esta facultad exclusiva de la condición humana: pensar, imaginar, innovar, crear!

Es incoherente pagar por tantas cosas -tecnología incluida, en primer lugar- y luego rehusar contribuir, con cantidades relativamente módicas, a la actividad creadora (literaria, poética, musical, pictórica, discográfico, cinematográfico, fotográfico, artística en suma).

Los “derechos de reproducción” o copyright abonan las cantidades estipuladas, que deben ser razonables, a los creadores mientras viven y después, durante tiempos que dependen de la legislación de cada país, a los familiares y allegados, según las disposiciones adoptadas por el creador. A este respecto, propuse como Director General de la UNESCO que cuando una obra llega a ser de “dominio público”, momento en el que ya no produce rédito alguno, debería seguir devengando pequeñísimas cantidades para destinarse, recogidas en un fondo apropiado, a la ayuda y fomento de jóvenes creadores o de aquellos que, por la naturaleza de su obra, necesitan una especial consideración. ¿Se imaginan lo que representaría que cada reproducción de Mozart o de Goya o Cervantes… beneficiara a músicos, pintores o escritores de hoy?

No, no sería justo seguir pagando por el continente y no hacerlo por el contenido. La trasparencia por parte de todos es esencial para llegar rápidamente a una solución. Y discernir muy bien entre los intereses de los creadores y de la llamada “industria cultural”, que puede ir mucho más allá de lo adecuado a la actividad intelectual que se trata de respetar.

Conviene poner de manifiesto deficiencias y abusos en el uso de la red informática, sin que prime la tecnología sobre el talento. Los internautas son actores muy importantes hoy pero lo serán todavía más en el futuro: por eso es urgente que desde ahora se aborden con buen tino todos los aspectos del complejo mundo de la comunicación. Ninguna libertad debe coartarse.

Creadores, usuarios, operadores… hablando, alrededor de una mesa. Hablando se entiende la gente. Que todos reciban garantías en las cuestiones que les conciernen, con representaciones y arbitrajes bien establecidos, para que vean sus derechos respetados y haya muchísimos usuarios que fomenten en los demás y en ellos mismos su actividad creadora.

Francia ha puesto en marcha un órgano administrativo, la “Alta Autoridad de Difusión de Obras y Protección de Derechos en Internet” (HADOPI), para regular las “descargas”. Todo parece indicar que sería mejor hallar fórmulas menos “burocráticas”, que permitan la rápida movilización de los oportunos mecanismos de arbitraje y, en su caso, de la justicia.

Para resolver temas realmente relevantes, no valen hostigamientos ni actitudes de fuerza. La ofuscación no es buena consejera. En realidad, esta forma de reaccionar no sirve en caso alguno.

Promovamos todos la creatividad. Es la esperanza común, especialmente en tiempos de tantas brumas y turbulencias.