"Pero no te olvides de Haití"

viernes, 23 de julio de 2010


Gracias, querido Forges, por tu visión, por tu capacidad de síntesis, por tu humor, por tu ironía, por la seriedad de los mensajes que transmites.

Y gracias, muy especialmente, porque hace tiempo -el 5 de febrero de 2010- dije que no debíamos dejar de ocuparnos de Haití.

Por eso agradezco tanto que tú, cada día, cada día, nos lo recuerdes.

No nos olvidemos de Haití. No nos olvidemos de los que no tienen acceso al agua ni a los medicamentos que podrían salvar sus vidas. No nos olvidemos de quienes mueren de hambre diariamente.

Gracias, Forges. ¡Nos olvidamos de tantas cosas que no debiéramos!

Peligrosísima desinformación

martes, 20 de julio de 2010

Es un Derecho Humano (art. 19 de la Declaración Universal) la expresión irrestricta de nuestros puntos de vista. La Constitución de la UNESCO, que tiene como misión construir la paz "en la mente de los hombres", establece en su artículo primero "la libre circulación de las ideas por la palabra y por la imagen".

Pero derecho también a una información veraz, equilibrada, que no refleje de forma invariable y sin concesiones, la ideología, partido político, etc. de quienes emiten la noticia.

La concentración del poder mediático audiovisual y escrito es de tal naturaleza que no sólo influye a escala mundial para justificar acciones difícilmente asumibles por la mayor parte del público sino que, a través de los medios más adecuados del "grupo", desencadenan movimientos especulativos de la economía -"dolarzona" contra "eurozona", por ejemplo- o crean "enemigos" para que no se desacelere la inmensa maquinaria de la guerra.

En España, sin ir más lejos, los ciudadanos que no leen más de un periódico corren el peligro -salvo contadas excepciones- de formarse una idea totalmente errónea de lo que acontece. En consecuencia, sus opiniones sobre la gobernación, sobre la justicia, sobre los partidos... se van tiñendo de la misma parcialidad, de los mismos sesgos que los que caracterizan al diario. Lo mismo sucede con los canales de TV privada que, progresivamente, van perteneciendo a los mismos amos...

Con la mejor voluntad, muchas personas no conocen más verdades que las que se les presentan por quienes no dan puntada sin hilo pensando exclusivamente en las próximas elecciones.

¿Solución? Leer periódicos de tendencias reconocidamente contrarias, ver otros canales de TV y escuchar, de vez en cuando al menos, otras emisoras de radio que las "habituales"... Y hablar desapasionadamente, serenamente, de temas controvertidos con amigos de "otros cestos"... Y ver también lo que pasa más allá de nuestro entorno, fuera de España. Y tener tiempo para pensar, para reflexionar sobre los distintos temas.

He insistido en el riesgo de ser sólo espectadores, receptores impasibles, pusilánimes, resignados. Las generaciones venideras merecen algo más. No nos dejemos convencer y ahormar.

La desinformación es peligrosísima.

España federal, España plural

viernes, 16 de julio de 2010

La diversidad cultural, lingüística, territorial, paisajística... es la gran riqueza de España. La unión de las distintas Comunidades Autónomas por unos principios democráticos, es su fuerza. Imponer la unión por la fuerza, la debilita y amenaza resquebrajarse.

Si no la quieren rota, quiéranla plural. Los tiempos del dominio centralista, mandando unos pocos y todos los demás resignados y obedientes, han concluido.

La Constitución debe respetarse. Pero debe actualizarse. Fue fruto de un sabio compromiso en el que algunos mostraron un gran desprendimiento. Ahora no debe conservarse invariable a capa y espada... precisamente por quienes menos se adhirieron entonces a los acuerdos de autonomía para una mejor unión política, y aceptar así tantas cosas que tuvieron que aceptarse. Lo que se pretendía era poner fin a un Estado centralista unido por la fuerza y no por la voluntad de sus pueblos.

Por eso es tan necesaria la educación para la ciudadanía. Por eso es tan importante la educación que permita a cada ser humano "dirigir su propia vida". Y no guardar silencio.

Si hubiera podido, hubiera participado en las manifestaciones del sábado día 10 en Catalunya. De todas formas, mi espíritu se hallaba entre los centenares de miles de personas que acudieron a decir que no a quienes pretenden el peor de los nacionalismos, que es el centralismo uniformizador y gregarista.

En los países federales, una Nación consta de múltiples Estados. Un Estado puede constar de múltiples naciones, territorios... En Estados Unidos, como su nombre indica, 50 Estados forman la Nación norteamericana. ¿Por qué el Estado español no puede hallarse integrado por diversas Comunidades Autónomas como el País Vasco, el Reino de Navarra o la Nación catalana (sin necesidad de embozarse en el preámbulo)? Se quiere abarcar todo: Estado y Nación.

Si "no hay otra Nación que la española", ¿no podrá haber otra "patria" que la española? ¿Deberán los asturianos dejar de cantar su mundialmente famosa "Asturias, patria querida"? ¿y los navarros dejarán de ser "Reino"... porque no hay otro Reino que España?.

El Tribunal Constitucional, después de cuatro largos años, con un Estatuto cuya aplicación durante este periodo ha demostrado que España ni se rompe ni se separa, ha hecho pública -con grandes dificultades, como corresponde a su aberrante y periclitada composición- una sentencia con interpretaciones que permiten, a su vez, distintas interpretaciones.

La primera, es que muchas de las cosas que prohíbe o restringe pueden resolverse legalmente por otros caminos.

La segunda, es que el TC no debe volver a actuar después de que una Ley haya sido sancionada (siguiendo escrupulosamente los procedimientos establecidos) por el Parlamento, por las Cortes Generales y por el pueblo.

La tercera, es que la Constitución debería actualizarse de tal modo que, quizás, el TC no fuera necesario.

La cuarta, es que el recurso al TC de toda decisión parlamentaria que no conviene a un partido político, para intentar "ganar" así lo que se ha "perdido" democráticamente, debería reducirse a casos excepcionales.

La quinta, es que lo que debe reformarse no es el Estatuto sino, seguramente, la Constitución.

Sí: he estado presente en espíritu en la manifestación de Catalunya. Para demostrar mi adhesión al Estado plural, a la España diversa, a la España federal. Y que conste que no estoy al lado de los que ahora, aprovechando las turbulencias del momento, expresan delirios soberanistas. Ahora precisamente, cuando la unión de las culturas es más importante y apremiante para los cambios radicales que la gobernación del mundo requiere. Ahora, cuando la ciudadanía local, bien arraigada, debe ser al mismo tiempo ciudadanía mundial activa.

Yo no iré nunca al lado de los que ambicionan a contra corriente, a contra-solidaridad planetaria, sacar votos soberanistas de una Catalunya lógicamente disconforme que reclama soluciones y no mayores problemas.

Tampoco iré al lado de quienes miran ahora -como siempre- a otro lado, pero recurrieron el Estatuto y recogieron 4 millones de firmas contra la "patria del meu cor". Siempre han estado contra los nacionalistas pero, ahora, como cuando les convino en el pasado, flirtean con ellos. Ésta es la política que la gente repudia, la del "todo vale".

Quienes ahora piden "sentido de Estado" son los mismos que han demostrado que carecen de él, instigando la desavenencia.

Unos y otros, deberían levantar la visera y mirar hacia delante. Hacia lo que interesa realmente a Catalunya, a España, a Europa, al mundo. Están enfrascados en las próximas elecciones. Unos y otros -los independentistas y quienes han realizado tantas afrentas a Catalunya- son, a mi entender, irresponsables para construir este futuro distinto que anhelamos.

Por favor, no inventen ahora el "enemigo". No provoquen actitudes que son luego indebidamente juzgadas con severidad. A quienes deberían juzgar es a quienes incitaron, a quienes quieren seguir ahormando el futuro de los países con las pautas autoritarias y hegemónicas del pasado.

Tenemos que ir al fondo de las cuestiones y, en estos comienzos de siglo y de milenio, promover, a través de democracias auténticas en las que el poder realmente "emane del pueblo", los cambios radicales que son exigibles.

Ahora es posible, gracias a la moderna tecnología de la comunicación, la participación no presencial.

Ahora son posibles transformaciones de hondo calado si somos capaces de expresarnos y de escuchar. De dialogar, dejando que todos manifiesten sus puntos de vista, incluidos los diametralmente opuestos a los propios. Sin imposiciones, sin violencia, sin amenazas.

Una parte considerable de Catalunya ha hablado. ¡Escuchémosla!.

De la fuerza a la palabra, no me canso de repetirlo, es la gran transición.

España, Estado plural. España, Nación de naciones. España federal.

¿El mundo tiene arreglo?

viernes, 9 de julio de 2010

1) Si se consolida la democracia y los políticos llevan las riendas en lugar de ceder a la presión de las instituciones financieras, sustituyendo una economía basada en la especulación por otra basada en el conocimiento.


2) Si se disminuyen las inversiones en armas y gastos militares y se destinan más fondos al desarrollo global sostenible, aumentando considerablemente el número de personas que se beneficien del progreso.


3) Si se termina enérgicamente con los paraísos fiscales y se ponen en práctica, de una vez, los mecanismos de financiación alternativos como las tasas sobre transacciones electrónicas.


4) Si se termina, también de una vez, con los grupúsculos plutocráticos del G-7, G-8, G-20... impuestos por los "globalizadores" y las Naciones Unidas se refuerzan y dotan de los medios para cumplir sus misiones de seguridad territorial a escala mundial; de hacer respetar el Derecho Internacional; de incluir a la Organización Mundial del Comercio y hacer que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional cumplan sus misiones fundacionales; de interponer rápidamente los cascos azules, en lugar de ser testigos impasibles de genocidios y violaciones masivas de los derechos humanos; si se coordinan las acciones de los cascos rojos, especialmente preparados para reducir el impacto de catástrofes naturales o provocadas...


5) Si se adopta la decisión de que, de la noche a la mañana, las drogas no valgan nada, hallándose disponibles en todas partes y a precios módicos, como sucede con el alcohol y el tabaco. Esta "legalización" iría acompañada, como procede, de una campaña de disuasión en todos los medios de comunicación, docentes, etc. y del tratamiento de los adictos, para su recuperación, clínicamente.


6) Si en todo el mundo los ciudadanos, conscientes del poder que les confiere la participación no presencial, deciden dejar de ser receptores resignados y pasan a la acción.


El mundo tiene arreglo. Pero no será el G-20 de la "solución Bush" el que resolverá los problemas del mundo. Ni "rescatando" a banqueros irresponsables con dinero público. Ni deslocalizando la producción por "codicia añadida". Ni invirtiendo miles de millones en artefactos de defensa y seguridad propios de confrontaciones pretéritas. Ni permitiendo que el mercado siga prevaleciendo sobre la justicia social. Ni permitiendo el bochorno de los paraísos fiscales. Ni manteniendo a la gente distraída y obcecada en los nuevos circos reales y virtuales del siglo XXI. Ni con fórmulas de ayer se resolverán los retos de hoy y de mañana.

Será con imaginación. Será inventando el futuro.

Será aplicando soluciones preconizadas por gente fiable: "En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento" (Albert Einstein).

Y otra: "Todo cambio es posible... Ningún desafío se halla fuera del alcance de la creatividad humana" (John F. Kennedy).

José Monleón, en su excelente ensayo sobre "Crisis, cultura y democracia" cita a Amin Maalouf cuando escribe: "La Humanidad está haciendo frente a peligros previamente desconocidos, que requieren soluciones globales previamente desconocidas".

El por-venir está por-hacer. Un mundo nuevo a la altura de la dignidad humana podría, por fin, construirse en los albores del siglo XXI.

¿España rota? No. Pero más diversa, sí.

miércoles, 7 de julio de 2010

No, a pesar de los aspavientos. A pesar de los 4 millones de firmas -¡qué ridículo!- en contra. A pesar de haber recurrido el Estatuto de Cataluña ante el Tribunal Constitucional, en sentencia, fuera de tiempo y de lugar, es un rotundo fracaso para los que promovieron el recurso pensando que la composición del Tribunal -"atada y bien atada" por el anterior Gobierno- reduciría la autonomía y favorecería el centralismo.

La diversidad -cultural, lingüística...- es nuestra riqueza y estar unidos por unos principios universales y unos puntos de referencia democráticos aceptados por todos, es nuestra fuerza.

La España federal será pronto la que, en realidad, es ya la España Autonómica. El progreso alcanzado con las Autonomías está a la vista: recuerdo Andalucía, Extremadura, Castilla... preautonómicas y lo logrado es tanto que no admite discusión.

Los EE.UU. son una Federación (con Estados tan distintos que unos tienen la pena capital y los vecinos no); México, Brasil, Alemania... también. Entonces, ¿por qué temen? ¿qué temen?

Los nostálgicos de la España uniformizada y sometida, no han comprendido nada de lo que representó para muchos la Transición. En lugar de felicitarse de los buenos resultados alcanzados, siguen con los fantasmas que no propician la convivencia pacífica y deliberada sino la coexistencia obligatoria.

Igualmente desafortunado me parece el comportamiento de quienes, en momentos de grandes cambios a escala planetaria en los que se necesita, precisamente, sentirse más que nunca ciudadano del mundo, creen que su cultura y forma de ser se conservaría mejor en un "recinto cerrado". Cuando lo importante es la interdependencia, la interacción, el intercambio permanente entre unos y otros, adoptar posiciones "soberanistas" o "independentistas" es algo incoherente y a destiempo.

Soy catalán y para mí ha sido un orgullo llevar mi "catalanidad", la lengua y la cultura catalanas por todo el mundo.

Es desde una España plural, interactiva y orgullosa de su diversidad desde la que podremos cumplir el importante papel que corresponde jugar ahora, en muy pocos años, en el contexto europeo y mundial.

¿Diagnósticos secretos? ¡No, por favor! Sobre el Club Bilderberg y otros parecidos...

lunes, 5 de julio de 2010

Los "ilustres miembros" del Club Bilderberg, como los de la Trilateral y otros "grupos de pensamiento" similares se reúnen con gran bombo y platillo, lujosamente, y debaten los grandes problemas de la humanidad (que tan poco les afectan a ellos)... en secreto. Secreto sobre los temas abordados. Secreto sobre los asistentes. Nada trasciende: ni las conclusiones ni -si es que hubo alguna- soluciones. ¿Para qué sirven, si no ofrecen alternativas para encarar los grandes retos?

Bienvenidos los que aportan, además de diagnósticos, tratamientos. Son los tratamientos a tiempo los que dan valor y oportunidad a los análisis.

Recuerdo cuando el Club de Roma presentaba, en 1969, informes tan relevantes como Los límites del crecimiento y, pocos años después, No hay límites para el aprendizaje. Nada más alejado de los "secretos" y fórmulas de "consumo interno" en hoteles de 5 estrellas. Se dirigían a la humanidad en su conjunto, reflejaban una cosmovisión solidaria.

Cuando tantas soluciones necesitamos inventar, cuando tan apremiante es que cada ser humano tenga confianza en sí mismo y en los demás, cuando tantas luces se requieren para superar las crisis a las que nos ha conducido la inmensa trampa de la globalización -"Es de necio confundir valor y precio", escribió D. Antonio Machado, y yo no me canso de repetir- los "ilustres invitados" a la reunión del Club Bilderberg en Sitges guardan silencio.

Puede que sea porque, en realidad, no tienen nada que decir. Pero seguro que podrían hacer por el bien de la humanidad mucho más de lo que hacen.

El destino es común. A todos nos espera lo mismo al final del camino. Mejor aligerar nuestro equipaje, mejor compartir. Mejor des-vivirse.

Nunca olvidaré la enorme impresión que me causó esta frase -epitafio-: "les linceuls n'ont pas de pôches" (las mortajas no tienen bolsillos).

Conozco lo que sucede y por eso debo implicarme. Mientras tenga salud para hacerlo seré voz de tanta gente silenciosa, silenciada, distraída, reducida a la condición de espectadora, de súbdito.

Sí: decisión, cada mañana renovada, de no callar, aunque el grito -el "secreto" incluido- de los grandes voceros intente amilanarnos.

Resistamos. Al final, venceremos.

Vivamos intensamente cada instante, plantando semillas de futuro, atreviéndonos a enfrentar, pacíficamente, a los "cónclaves" incapaces de mostrarnos su "fumata" blanca.

La Pacha Mama nos llama. Reclama ayuda.

¡Ah!, por cierto: sepan ustedes que el PIB no es indicador de felicidad. La amistad, la mirada solidaria, sí. Sépanlo los poderosos "embozados". No es así como se contribuye a que la Tierra esboce una sonrisa.

Catástrofes naturales o provocadas: un nuevo concepto de seguridad

jueves, 1 de julio de 2010

Hoy, los efectos del cambio climático, el deshielo, los gases con efecto invernadero y, en particular, el anhídrido carbónico, pueden formar parte de los temas a abordar por un “Consejo de Seguridad” con un ámbito de competencia ampliado. Las cuestiones que requirieran fuerzas armadas, se confiarían a los “cascos azules” y, siguiendo la propuesta de Nicole Guedj, debería favorecerse la constitución de los “cascos rojos”, como fuerza supranacional exclusivamente humanitaria, cuyas principales misiones serían: anticipar; recopilar informaciones técnicas, cartográficas, metereológicas, sociales; identificar necesidades relacionadas con todo tipo de crisis; equipos con medios logísticos distribuidos en todos los continentes, para poder llegar de manera rápida al lugar de la catástrofe, como hospitales móviles, telecomunicaciones, bombeo y depuración del agua… . En España se ha constituido en el años 2005 la UNE (Unidad Militar de Emergencia) que ya ha demostrado su capacidad de acción (incendios, etc.).

A la ineficacia e incapacidad de reacción demostrada en el socorro y rehabilitación en casos de terremotos, inundaciones, etc., se añade ahora la “marea negra”, por el vertido de grandes cantidades de petróleo, debida a la imperdonable codicia de una empresa de extracción de petróleo a gran profundidad que no disponía de los recursos que pudieran garantizar las eventuales averías. Se pretende, indebidamente, que el Presidente Obama asuma culpas que sólo corresponden a la petrolera británica. Un vertido de esta naturaleza no es un huracán. El huracán es inevitable y fue una vergüenza la pasividad e incapacidad de la Administración más poderosa de la tierra para acudir en ayuda los afectados por las inundaciones consecuencia del huracán Katrina.

A principios de la década de los noventa pusimos en marcha el GOOS (Sistema Global de Observatorios de los Océanos) para poder advertir con alguna anticipación los tsunamis y denunciar a los transportistas de petróleo que lavan en altamar los fondos de los tanques, en lugar de utilizar las instalaciones portuarias apropiadas. Producen una monocapa de productos residuales de baja densidad, que en una superficie muy amplia alrededor del barco, asfixia al fitoplancton, esencial para la recaptura del CO2. Debido a la total impunidad con que actúan los grandes consorcios internacionales, al no existir unas Naciones Unidas fuertes y con la autoridad que a todos beneficiaría, los petroleros de muchos países -¡pero con los mismos dos o tres “pabellones”!- siguen contaminando el mar y los transgresores, como los que trafican con armas, drogas o personas, y evaden sus responsabilidades en los paraísos fiscales no pueden ser apresados y conducidos, como se debería, ante los Tribunales competentes.

El fracaso de quienes han pretendido sustituir el multilateralismo –guiado por los derechos humanos y los principios democráticos- por el gobierno de unos pocos orientado por el mercado, ha sido estruendoso. Pero pretenden seguir igual, imponiendo una economía de especulación y de guerra (3.000 millones de dólares al día) valiéndose de un poder mediático inmenso y unas instituciones “evaluadoras” que no supieron alertar cuando las “burbujas” pero que ahora alarman en favor de los grandes mercaderes.

Las mismas recetas… sin que les importe el sufrimiento, los desgarros sociales, el miedo que atemoriza a tantos y tantos seres humanos en todo el planeta. Mercado, mercado y política exterior y de defensa como siempre, porque unos pocos están para mandar y el resto para obedecer.

Después de las grandes guerras, siempre hubo ideales, siempre hubo utopías y esperanza en iluminar los caminos del mañana con la paz, con la igual dignidad humana, con la convivencia armoniosa. Porque unos valores indiscutibles –justicia, libertad, fraternidad- movilizaban y daban sentido a la vida de muchos ciudadanos.

La gran diferencia con la situación actual es el vacío espiritual, intelectual, anímico, que rinde y paraliza a mucha gente, porque han pretendido –y en buena medida conseguido- que todo el espacio se llene de entretenimiento, de bienes materiales, de pasatiempos… de personas dóciles y resignadas, que permiten que su vida discurra a golpe de acontecimientos supranacionales, que se presentan inexorables.

¿Hasta cuando seguirá la mayoría de la población mundial dejando, impasible, que las cosas sucedan “como siempre”? Creo que ya no será por mucho tiempo. Porque la nueva tecnología de la comunicación permite la progresiva participación de la gente, hoy espectadora, y empezarán a formar la red global que tanto a escala mundial como local fortalecerá la democracia genuina, la transición desde una cultura de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación y paz; desde una estrategia de seguridad exclusivamente territorial a la de una seguridad alimenticia, sanitaria, frente a las catástrofes; desde una economía de mercado a una economía global sostenible…

Lo ha dicho el Presidente Obama quien, a pesar de los gigantescos obstáculos que se le oponen, no cesa de progresar en sus propuestas de desarme nuclear, de nueva estrategia militar de abandonar “la guerra preventiva”, la prevalencia de la acción diplomática…: “Es preciso un nuevo comienzo”. Las catástrofes naturales están creando la consciencia global que puede acelerar un concepto más amplio de seguridad, que podría impulsarlo.